A medida que pasan las horas, los días en este “santo encierro”, puedo observar en mí, en mi propio proceso interno, cómo van mutando imágenes, conceptos, formas de percibir la realidad…..hay un hilo conductor que da seguimiento a todo lo que, de esta situación en la que estamos inmersos, me va llegando día a día y que me une con mi propio proceso de vida, mis dificultades o limitaciones originales, mis formas de compensarlas (cuando me sitúo en el polo opuesto de la misma, que es tan disfuncional como el de origen), cuando estoy en los “debería” y lucho porque todo (empezando por mí misma) sea “lo que tiene que ser”. Y es ahí, en ese punto de “lucha”, donde a base de “recalcular” conscientemente regreso a mí, a mi vulnerabilidad, a mi esencia, entrando en empatía conmigo misma para, desde ahí, entrar en empatía con la humanidad, donde TODOS SOMOS UNO, ni razas nos distinguen, ni religiones, ni estatus social, todos niños asustados, “sacando las uñas”, o dejándonos arrastrar (que más da), niños angustiados con un miedo atroz, real o imaginario, pero miedo en cualquier caso, miedo a perder la vida, a que cualquiera de la familia y seres queridos enfermen o que llegue su final y el tremendo dolor de todos aquellos que ya los han perdido. Miedo, angustia e incertidumbre ante una realidad económica que puede alterar radicalmente la situación de mucha gente, peligrando su supervivencia. Una tremenda ansiedad ante la incertidumbre sobre lo que viene y lo que va a pasar y todo ese fondo real cubierto de muchas formas de expresar, cada uno haciendo lo que puede ante esta realidad. Y en todo eso que permito que me llegue, sin trabas y sin huir, es donde percibo todo el inmenso sufrimiento que deviene de ahí, en el que todos estamos inmersos y donde todo se torna uno y yo lo permito, siendo precisamente en ese punto donde entro en compasión conmigo misma y con toda esta humanidad herida, llenándome de una profunda compasión por todo y por todos, de una compasión que repara cada grieta de mi corazón y ahí me dejo sentir, sin mirar tiempo ni reloj, conectando con el Amor……
Que grande poder mirar todo esto de otra manera, con los ojos del corazón, entrar dentro y no mirarlo desde fuera para juzgarlo… y estando ahí, como un elemento más en esta “película espeluznantemente sanadora” que nos toca vivir, poder ver, después de tanta lucha y resistencia por parte de todos, a mi semejante acercarse a mí, tenderme la mano y ayudarme a seguir.
Seamos quienes seamos cada uno de nosotros, hay quienes se están dejando la piel por salvarnos, reactivando lo más hermoso que hay en cada uno de nosotros, la creatividad, esa “chispa divina” interna que nos hace excelentes como personas…
SOMOS UNO, ese es el verdadero núcleo de la humanidad, su verdadera esencia y cuando somos capaces de percibirnos desde ahí, desde nuestra vulnerabilidad (que es nuestra mayor fortaleza) vemos toda su grandeza.
Mil gracias a lo que hay, a todo lo que se nos está mostrando con esta situación con la que nos está tocando lidiar, a esta realidad que hoy me está permitiendo experimentar todo esto que siento, y todo mi agradecimiento a esta humanidad que buscó, desde su inconsciente colectivo, una vía de salida para poder liberar y expresar todo su potencial.
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Myriam Segrelles
coach & creative
Coach Integrativa y Sistémica
Especialista en gestión / desbloqueo emocional
y empoderamiento personal
DESARROLLO PERSONAL/PROFESIONAL

