La comunicación, “un muro” entre tú y yo.

Sin comunicación no existe nada real entre dos personas y cuando finalmente el muro se levanta por no haber encontrado caminos de entendimiento y comprensión, por decepción acumulada, represión y por ubicación y aceptación de la situación finalmente experimentada, no comunicar ya no es cuestión de falta de voluntad sino de ya no sentir esa necesidad, de frialdad, de dificultad real en volver a hallar esa gana indispensable de conectar con el otro que uno no se puede inventar cuando ya no la siente (ese es el muro literalmente).
A veces ocurre que en las relaciones uno de los dos necesita la comunicación “desesperadamente”, porque ya ha transitado lo suyo, pero el otro no conecta con esa necesidad y suele suceder que con el tiempo y ciertos factores circunstanciales que le llevan a un@ a “mantenerse al margen” de situaciones, reprimiendo mucho sentimiento y acallando por prudencia cualquier muestra interior o anhelo de conexión, hace que se terminen invirtiendo los papeles y aquel que necesitaba ese vínculo de forma espontánea y natural es el que termina cerrándose en banda sin poder hacer nada por evitarlo, con una extrema frialdad o desconexión ante el mundo interior del otro y ante cualquier tema que antes pudiera unirlos, es la forma que nuestro sistema emocional encuentra para proteger tanto desencanto, frustración, soledad emocional, abandono…. y, curiosamente, ese cerrazón despierta en el otro la necesidad repentina de comunicación, de pautas, de cierta orientación sin la cual ahora se siente perdido, quizá sea ese el mejor momento para que este atienda lo suyo de lo que hasta ahora probablemente se hiciera cargo el otro. Ahora el camino se ha borrado, tal vez toque iniciar un recorrido hacia sí mismo y aprender desde ahí esa comunicación emocional necesaria para conectar con lo propio y sólo desde ahí y desde la responsabilidad encontrar nuevas formas, nuevos caminos para poder realmente percibir, entender y acceder al otro, sólo desde ahí la comunicación fluirá sin esfuerzo, más bien como una necesidad vital entre dos personas que desean conocerse para construir algo real y de los dos…

Sin un verdadero canal de comunicación que una los dos mundos internos de dos personas es muy loco pensar y pretender que haya algo real entre ambas pues todo lo que “existe” es imaginado y la imaginación no es la realidad, os lo aseguro, ni por aproximación.

Adoptemos la responsabilidad en nuestras relaciones y dejemos de esperar. Si nosotr@s vamos bien encaminados y por la otra parte no hay esa predisposición, pues no la hay, quizá sea cuestión de aceptarlo y construir en otra dirección y si estás del otro lado y eres de l@s que están esperando que el otro (o la otra) te vaya marcando el camino aprende que, tarde o temprano, ese otro (u otra) levantará un muro de contención por pura supervivencia y soledad interna y esa pared, cuando ya es muro, es muy difícil de derribar.

La conclusión es clara, si no emprendemos nuestro propio camino de auto conocimiento difícilmente podamos conocer realmente al otro para construir una relación saludable y estable con él (o ella) y eso, os aseguro que el otro lo percibe porque difícilmente se sentirá comprendid@ y tenid@ en cuenta y eso que siente os aseguro que es real porque sí que engaña la mente, pero el sentimiento (lo que percibimos en cada situación), eso no miente jamás y esa ubicación es la que nos define como el auténtico punto de partida para trabajar en ello y avanzar en nuestro propio camino personal de crecimiento.


Myriam Segrelles
coach & creative

Coach Integrativa y Sistémica
Especialista en gestión / desbloqueo emocional
y empoderamiento personal

DESARROLLO PERSONAL/PROFESIONAL