Como especialista del método DEEP®, me gustaría presentaros esta poderosa herramienta que trabaja con las emociones.
Comenzaré diciendo que el potencial que alberga este gran método es ilimitado y va en función de la experiencia personal con el mismo de cada especialista que lo practica, al haber trabajado en su propio aprendizaje de vida y haber obtenido unos resultados vividos en primera persona, por eso, quiero expresar lo que el método DEEP® significa para mí y ha significado en mi vida, más allá de lo que esta potente herramienta aporta en la vida de las personas a nivel general.
En este apartado me gustaría centrarme en mi propia experiencia con él, como ejemplo de su utilidad, fuera de teorías estereotipadas, pues considero que cada testimonio real lo dota de vida propia y eso lo hace más real, más humano, más auténtico (si cabe), por eso hablaré de mí como una buena evidencia de su eficacia.
Por mí propia experiencia de vida, desde mi infancia, fui una niña que regalaba mi poder con facilidad, buscando esa aprobación que me permitía sentir que “todo estaba bien” (….), así, fui creciendo con esa desvalorización del que ha perdido su identidad y necesita la validación de los demás, yendo por la vida con la incapacidad de reivindicar aquello que yo era en realidad, mi valor como persona, mi criterio personal, mi propia voz….”el latido de mi corazón”. Caminé por la vida pasando de la sumisión a la rebeldía, esa fuerza opuesta que me permitía “equilibrar” pero que no era más que otra forma de sumisión, pues en ninguno de los casos decidía yo, con un estado de total desconexión y esa falta de identidad que lo acompañaba pues, poco a poco iba alejándome de mi “voz interior” y de lo que quería. Todo me generaba duda por haber perdido el vínculo que se sustentaba en lo mío propio y así fui creando dos fuerzas contrapuestas, como si de una lucha de poder se tratara, en mi interior que iba ganando presencia en la medida en que no conectaba con mis propias decisiones, sin saber cuál de las dos fuerzas tenía razón (mi mente o mi emoción), y como lo que es dentro es fuera, iba proyectando esa confusión al exterior, pensando que “el enemigo” estaba fuera y creando fuertes resistencias frente a mis sentimientos reales de los que sólo me llegaba temor, que en ocasiones se convertía en pánico, cuando no alcanzaba las expectativas ajenas, un horror!
El método DEEP®, y la maravillosa educación emocional que lo sustenta, me enseñaron a confiar en mí, a conectar con mi fuerza, con mi poder personal, a sentir (de una forma que me emociona) todo mi potencial, a retornar a “mi hogar” y sentirme serena y en paz en mi propia piel, a abrazar a mi niña herida y a amarla por sobre todas las cosas, a darle el consuelo y la compasión de toda una vida abandonada, pues toda esa estructura mental, esa “malla” que fui creando como protección a todo ese miedo que ahí residía de no saber ni quien era, me iba alejando más y más de ella y de su necesidad de mí, de mi adulta, que en definitiva, era la única que necesitaba para curar sus heridas. El método DEEP® me enseñó que todo lo que yo hacía desde la limitación obedecía a patrones de conducta en base a conflictos y miedos que esa niña no supo gestionar en su momento y por ello no superó, condicionando en gran manera mi vida. Y ahora, con lágrimas en los ojos, una gran conmoción y “kilos y kilos” de compasión, me ponía frente a ella en cada sesión, expresándole mi amor por ella y mi protección: “no vas a volver a estar sola, mi niña, pues ahora te voy a acompañar yo”, le decía una, y otra, y otra vez más en cada conflicto que el método me fue detectando a lo largo de todo mi proceso de trabajo personal.
¡Qué podría decir yo del DEEP®!… que no tengo palabras que puedan expresar el amor que he encontrado en esa niña, que ahora somos “dos en una”, cogidas de la mano siempre, inseparables y valientes para enfrentar los nuevos retos que nos ofrece la vida, mi adulta, que simboliza mi parte consciente (al centro mental/racional), responsable, protectora, la que pone orden, las normas y los límites saludables, y esa niña, que es pura ternura, puro amor, pura inocencia bañada en dulzura, y símbolo de mi parte inconsciente (que pertenece al centro emocional de la persona). Cuando esas dos partes se unen y mi adulta se hace cargo de mi niña, de forma sorprendentemente mágica, se acercan las dos mentes (a través de las sesiones) a un punto medio llamado punto cero o también punto de realidad, ahí, en ese punto encontramos nuestra madurez, nuestra mejor versión, nuestro equilibrio personal y la paz que la neurosis mental y el caos emocional (esas dos polaridades) nos impedían saborear, y ese estado es una bendición, de ahí se despliega todo nuestro potencial, destruyendo las barreras que nos condicionaban y recobrando la libertad y la honestidad de ser uno mismo, y eso para mí es muy grande…Así nos convertimos en lo que, en esencia, ya éramos, seres ilimitados, sin miedos, dotados de una fuerza excepcional, una fuerza serena que se sustenta de los mejores sentimientos, de coherencia y honestidad, de los más grandes valores y de pura bondad, desde ese potencial lo único que nos nace es la virtud, como cualidad intrínseca de nuestro ser esencial, todo cobra sentido y tiene un “brillo” especial, porque no se trata de alcanzar los sueños ajenos (con la frustración que eso genera), sino de destapar los propios, y eso es inmenso. Nos permite conectar con la humildad, que es la mayor grandeza, y desde la responsabilidad, dirigir nuestra vida desde esos códigos internos que sólo competen a nuestro mundo interior, y desde los que uno se hace más respetuoso también con los ajenos, alcanzando la congruencia con nuestra propia intuición y alineándonos con nuestra naturaleza para enfocarnos hacia nuestra misión de vida.
El método DEEP®, “mi herramienta de poder” (como me gusta llamarle a mí) me permitió “bajarme” de la cabeza, desde donde vivía una falsa realidad (mi propia película), para reconectar “mis pedazos”, esas partes inconexas, y sentirme UNA en mí misma y UNA CON LOS DEMÁS, pues lo que es dentro es fuera siempre, y así, dejé de “pensar mi vida”, abandonando mi “modo superviviente”, para lanzarme a vivirla de verdad, haciéndome cargo de mí misma y de mis decisiones, desde la honestidad.
Agradezco de corazón al método DEEP® pues llegó a mi vida para cerrar un círculo. Para mí ha sido como la última pieza de mi puzzle personal, después de muchos años de aprendizaje y de formación, por eso diré que todo lo que he aprendido en mi vida fue necesario y en cada momento me ayudó a ir deshaciendo esas capas que entraña la personalidad, ese funcionamiento que cada uno tuvimos que elaborar como estrategia de supervivencia y que, de una forma u otra, nos ha protegido, y todo me trajo al DEEP® para recuperar mi poder personal.
Aunque ya tenía nociones de ello como concepto, este método me ha hecho integrar que, en el campo del aprendizaje, no sobra nada y que todo es bueno según para quien y en base a su momento de vida, por eso mi respeto inmenso a cada enseñanza, a cada formación, a cada información del exterior (por mínima que fuera) que me ha ayudado a abrir consciencia en mí misma, todo han sido regalos para mí corazón en cada momento de mi vida y que lo único que puedo hacer yo es seguir mi propio camino, mi propia voz, respetando lo ajeno, para alinearme con la vida y alinearme con Dios, que es la fuerza del amor.
Lo que he aprendido, como conclusión, es a hacerme cargo de mi vida desde la responsabilidad y a convertir cada dolor en aprendizaje pues ese es el único fin de esta vida que nos dota de recursos para expandir nuestro potencial, un potencial que está ávido de ser descubierto y que necesita expresarse sin trabas ni condicionamientos.
El método DEEP® me ha hecho ver, sentir y entender que el cambio es posible y puede ser sostenible cuando aprendemos de él y sabemos gestionarlo.
Y como lo que mejor enseñamos a otros es lo que más nos ha costado aprender, siento que ahora tengo un gran potencial para poder trabajar con el método en mis sesiones, acompañándolo mediante la educación emocional y poder aportar un valor añadido, el de mi propia experiencia y mi propio aprendizaje que, por otra parte, nunca cesa y va en línea con ese instinto de superación que siempre he tenido. La vida seguirá ofreciéndonos momentos de dificultad, aunque siento que he adquirido la capacidad de autogestión emocional y eso es importante y algo más que he de agradecerle al DEEP®.
Y para finalizar, aprovecho la ocasión para agradecerle de todo corazón a este gran método, que ya forma parte de mi vida, y en especial a JAUME CAMPOS, su creador, por todo su apoyo y sus enseñanzas, al instituto THB que él mismo fundó, tras 30 años de trabajo basado en su propia experiencia personal, desarrollando este método de trabajo, a Marta (su mujer), coordinadora de redes y administradora del centro, por su impecable presencia y maravillosa aportación, al igual que a todos los compañeros, especialistas del método que, como yo, se han enrolado en esta preciosa aventura. Y a todos y cada uno de los que forman parte de este magnífico proyecto que pretende dar al mundo una oportunidad de conectar potenciales para, recuperando la paz en cada individuo y, desde la responsabilidad personal, poder transformarlo y convertirlo en un mundo mejor.
Me siento agradecida y feliz de formar parte de esta gran familia, gracias de corazón.
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Myriam Segrelles
coach & creative
Especialista en gestión / desbloqueo emocional
y empoderamiento personal

