Libertad vs miedo, cuando no fluye el amor…

El día que verdaderamente quieras llegar a alguien ten por seguro que encontrarás la forma o el camino, entre tanto, no te mientas más pensando que es él (o ella) el que ha de “abrirte la puerta” (en el más profundo sentido).

Nos pasamos la vida defendiendo nuestros buenos propósitos sin darnos cuenta que, quizá “al otro lado”, hay alguien que sólo necesita ser escuchado, comprendido, tal vez ayudado, ¿acaso no es eso el Amor?, puede que lo único que necesite es confiar profundamente para atreverse a “soltarse” y caminar “tímidamente” hacia la persona amada y, mientras esa confianza no le llegue y uno siga albergando esa expectativa de realización junto al ser amado, seguirá paralizado por tiempo indeterminado y, si su resistencia es fuerte, quizá termine dañado seriamente. En ese transcurso de parálisis interior, de miedo, a veces la vida lo pone violento y llega un momento que, como “esa gota que rebasa el vaso”, o “saltas” o te quedas “muerto”.

Esto sólo pretende ser una invitación a tomar la responsabilidad de nuestras propias vidas y de nuestras acciones, de todo aquello que construimos para tomar consciencia de una vez por todas y dejar de echar las culpas a nadie de lo que “no pudo ser”, como la mejor escusa para no avanzar en la vida, para no crecer.

Esto es de aplicación para todo y para todos los que caminamos por esta vida, especialmente, para los que tenemos el firme propósito de aprender, y esta “escuela” es de libre acceso.

A medida que vamos saboreando los resultados de tomar las riendas de nuestra propia vida y siendo dueños de nuestras acciones puede que más sentido le vayamos encontrando a todo, convirtiéndonos en cocreadores de nuestro propio destino.

¿Os imagináis si en una relación de pareja, de forma simultanea, los dos tomaran la responsabilidad de llegar al corazón del otro, lo que eso podría representar?, se me ponen “los pelos de punta” y me estremezco de emoción sólo de imaginarlo. Tal vez algunas personas me consideren una idealista en la búsqueda de una relación de pareja, pero quizá sea porque creo en ella con toda mi alma, lo que yo llamo una “relación consciente”, donde ambos “se ven”, se sienten y se comparten de igual a igual, donde crecen juntos, donde la comunicación cobra verdadero sentido y la confianza y la complicidad son “el caldo de cultivo” y la base fundamental, donde disfrutar juntos es lo habitual y también, por supuesto, donde saben afrontar los malos momentos con cariño, empatía y un profundo respeto, donde hay dignidad por ambas partes y, por supuesto y sobre todo, donde fluye el AMOR de forma natural. Una vez leí un escrito de Hellinguer donde decía algo así como que, “cuando la energía se mueve está presente el Amor”, y al revés, cuando algo se estanca y no fluye…….(ya se puede uno imaginar). A veces cuesta creer que donde tanto hubo, nadie retuvo y se prefirió mirar, de forma individual, en los progresos personales de cada uno defendiéndose ante el “reclamo ajeno” (puras llamadas de atención a modo de “S.O.S.”), entrando en una verdadera lucha de poder que nada tiene que ver con el propósito final de la relación. Y es que el Amor necesita ser alimentado pues, como todo en la vida, también tiene sus propias leyes, y en este caso “el equilibrio entre el dar y el tomar” es una ley fundamental. Ojalá las personas supiéramos aprovechar la intensidad del Amor cuando llega de forma genuina pues en el Amor es en una de las pocas cosas en las que uno no puede poner empeño, ni forcejear, ni empeñarse cuando el miedo ya ha tomado posesión puesto que el Amor y la Libertad caminan de la mano, siempre juntos, cual “colegas inseparables” y de todos es sabido que donde hay miedo no hay libertad, esa LIBERTAD indispensable para poder AMAR.



Myriam Segrelles
coach & creative

Coach Integrativa y Sistémica
Especialista en gestión / desbloqueo emocional
y empoderamiento personal

DESARROLLO PERSONAL/PROFESIONAL