LIBERTAD (cuando por fin fui libre)

Cuando fui libre comencé a vivir sin miedo, no acepté más condiciones, solté mis apegos, salí del patrón de mis dependencias que me impedían explorar otros caminos, adentrándome en los recovecos de lo desconocido, para atravesar las fronteras que me limitan, que me roban mi derecho a SER en su más amplio significado, a sentirme, a experimentarme y crecer con cada experiencia vivida.

Cuando a penas me percibí libre y permití que esa sensación expansiva me traspasara, como el mayor derecho y placer en línea a ese gran valor que siempre añoré, desde el que poder sentirme en mi piel, lloré, me emocioné, entendiendo bien (sin equivocarme en la interpretación) lo que esa libertad significaba en mi vida.

Cuando fui libre sentí que podía estar donde estuviera en cada momento por pura elección y eso me permitió reivindicar y honrar cada día las cosas y personas que allí había, pues nada me ataba a ellas y todas las que ahí seguían lo hacían por mi pura decisión de compartir con ellas, sin más, aceptando que otros prefirieron “volar” (ojalá también desde su libertad), ese día sentí que muchas cuerdas y ataduras que me paralizaban se soltaban de mí y pude, por fin, respirar a pleno pulmón. Todo era voluntario desde mí y sólo se trataba de dejarme sentir, escuchar mi propia voz y fluir ante esa demanda intuitiva, honrándome a mí misma por fin.

Cuando me sentí libre salí de la separación que me había generado el miedo durante tanto tiempo y comencé a experimentarme en UNIDAD, entendiendo que eso era SER YO MISMA por encima de todas las circunstancias, personas o cosas, y ese día experimenté, por fin, la FELICIDAD que hay en mí como ese estado pleno donde deseo vivir el resto de mi vida.



Myriam Segrelles
coach & creative

Coach Integrativa y Sistémica
Especialista en gestión / desbloqueo emocional
y empoderamiento personal

DESARROLLO PERSONAL/PROFESIONAL